lunes, 7 de diciembre de 2009

Vos sos contra mío!

...como diría the Coconut al salame Iutch, quien dicho al pasar estuvo a ESSSTO de quedar seleccionado para interpretar el papel de Smeagol en "El Señor de los Anillos" (las malas lenguas dicen que no quedó porque al verle la cara Frodo no podía evitar escupírsela, como naturalmente suscita su rostro).

El tema es que, sin quererlo, Alfredo (sorpresa! no se llama Alfio) plasmó en una frase planamente confrontativa, una manera de manejarse..... planamente confrontativa.

Se les acepta la excusa, varias veces, a los peronistas de que "eso no lo habría querido Perón", sino que fueron "los peronistas" subsiguientes los que deformaron tal o cual aspecto de la doctrina. La verdad es que, juzgando por "los peronistas subsiguientes" esto es verdad en varios temas, pero en esta cuestión tan propia del "peronismo", no.

El clavo que sostiene el cuadro, la hélice que hace arrancar el avión, el cordón de la all-star, el palito del bombón helado, el palo de la brochette, y así podría seguir por tiempo indefinido con las metáforas crecientemente sexuales de lo que fue el antagonismo de clases para Perón. Esto es un hecho y consta en la historia, fue el impulso de su poder y lo que mejor supo aprovechar y explotar Juando.
Dueño de la cintura (política) de la Naty Oreiro y la capacidad para mentir y hacerse el sota de Jim Carrey (antes de las 8 y media), el tte cnel (léase fonéticamente como "tte cnel") sería el orgullo de Maquiavelo. Ponerse la máscara del antipolítico para así transformarse en el más político de la movida.

Lo de la máscara del antipolítico es por su origen, en las FFAA, donde existía el precepto (ya roto varios años antes por Uriburu) de que el Ejército no debía meterse en política sino preservarse a su rol de institución supraestatal. Un militar puede disentir con esa regla perfectamente (como cualquier otra persona), ahora: si decís defenderla y no revelás tus intenciones entre los tuyos, eso es... buen, mentir.

Más allá del juicio como persona del que se salvarían el 5% como mucho, volviendo al meollo (yeah baby!!!) del asunto, hay miles de forma de hacer política y para distintas "fases" si se quiere, de la política. Una de esas combinaciones es el antagonismo de clases como medio para ganarse el apoyo de los beneficiarios en el contraste que uno propone.

De vuelta, si eso fuera realmente así, bueno, te creés que sos Lenin y llevás a cabo la revolución socialista, listo, bárbaro, cada uno se jugará por lo que cree. Pero no. Esquemáticamente se puede decir que la sociedad en esa época era: trabajadores, clase media y clase empresaria importante. Pero se podía pertenecer, si no, a alguno de los grandes círculos extra-sociales si se quiere: la Iglesia y el Ejército. De la Iglesia en ese entonces NO ME HAGAN HABLAR (!). Y Perón tenía la particularidad (no tan particular, si se quiere, por ser prolífico el Ejército) de no ser, ni trabajador, ni empresario. Entonces ¿qué le permitía eso al tipo? Que, partiendo de cero, unos y otros pudieran confiar en lo que les prometía (cuidando sus pares y su orgullo militar). Esto hasta que tuviera el suficiente apoyo popular que le permitiera desafiar cara a cara a "la burguesía", en los términos de Marx que Juancito tomaba.
De esto era bien conciente Perón, de que con apoyo popular te podías bancar la embestida que fuera (en esa época al menos) y de quien fuera (incluido su Ejército, primer traicionado de sus palabras).

En su época, "ganarse el apoyo popular" si eras un don nadie era comprarte a los radicales. Y así fue. Fue ofreciendo puestos y simpatías mediante discursos al NOMBRE de los radicales. ¿Por qué digo el nombre? Porque esto es importante, la parte más intransigente (porque conocía los orígenes de Perón, sus admiraciones y por ahí al ser los más sagaces sabían de su personalidad también) no pactó. Sin embargo, en ese momento, en el que había muchos radicales y ser radical te aseguraba los votos de la clase media y media baja (que era mucha gente), eso no importó mucho.
Perón se fue rodeando de lo que necesitaba en cada momento y, más importante, deshaciéndose de quien no necesitaba o era directamente perjudicial para sus intereses, todo amparado (siempre hablando de su origen) por las simpatías que se compraba; no es que el tipo nació con ese poder. Pero sí con la habilidad para adquirirlo.

Hay quienes dicen que para llegar arriba te tenés que corromper. Qué sé yo, cuando esté arriba (chan!) te cuento, pero me niego a creerlo, por ahora. También es verdad que los tiempos cambiaron, pero leyendo historia se puede ver que había otras figuras cuasi-intachables (un poquito antes, en realidad) como Lisandro de la Torre o Alfredo Palacios. (ambos socialistas, el partido de mayor coherencia de nuestra historia)

Tampoco era necesario, una vez indiscutido su poder vertical, el adoctrinamiento. Como un dogma, disciplinar la sociedad y callar al que tenga el poder para decírtelo.
Hay acá un doble equilibramiento de fuerzas bastante interesante. El primero, negativo: No había necesidad de crear ese fetiche con Perón (y Evita, llegado el caso, pero ese es otro tema en realidad), de obligar a que se aplaudiera la figura de Perón cada vez que aparecía, etcétera. Porque eso tapaba otro costado REALMENTE revolucionario del peronismo, el positivo, el estatuto del peón (reforma agraria) y las leyes laborales que, más allá de que es verdad que fueron obra intelectual (las segundas, el estatuto del peón no) de los socialistas y que ni siquiera fue su culpa no promulgarlas porque jamás tuvieron el espacio suficiente; Perón las sacó del cajón. Por lo que fuera, apaciguar las masas, se levantó con ganas, lo que fuera.

Y el otro equilibramiento era, en parte, fruto de su inteligencia, pero además, del ENORME CINISMO que tenía este tipo. Tenía a la embajada estadounidense en contra, así que cuando alguien lo criticara Perón le contestaría que era funcional a los intereses del capitalismo. Tenía a la cámara empresarial en contra, así que podía decir sin escrúpulos que toda la oposición (que incluía socialistas y socialdemócratas) era hostil al interés de las masas. Esto, clarísimamente (?), crea efectos reales; y así fue como, peleándose con los poderosos fue ganando adeptos cada vez más rescatables (sobre todo de la mejor ala de los radicales), solapándose aspectos tanto de su forma de hacer política como de su personalidad.
No sé si a esta altura lo habrán pensado o no, pero este último tema hoy en día es más actual que nunca. Se elige el "enemigo", a ver con quién te peleás para dejar establecido quién te va a bancar. La trampa está en que los enemigos de mis enemigos no necesariamente son mis amigos (repito por enésima vez, por ponerlo en términos que no comparto pero para encajar con la frase hecha). Pero buen, en buena hora, alguien que se pelee con los poderosos. Tampoco vamos a pedirle a los Kirchner que se peleen con todos los poderosos (que incluyen amigos suyos), pero buen, es mejor que nada.

En fin, cerrando un poquito y para volver con lo que había suscitado el post y que abandoné bastante a lo largo del ídem: fogonear el odio entre clases, no me voy a animar a decir que no es necesario para obtener el apoyo que se requiera para poder desempeñarse en política (porque no lo sé, no estoy seguro), pero sí voy a decir que es ponerse a uno mismo por arriba de la sociedad, priorizar el desarrollo propio. Algo que toda su vida hizo y supo hacer Perón. Aprovechar esa desigualdad de clases para obtener el apoyo de "la gente" y desde ahí justificar (y que "la gente" lo acredite) todo lo que hagas o digas por "voluntad popular" simplemente me parece una cagada.

Say no more. Ahí está, yo voto por mi querido Charly.