miércoles, 16 de marzo de 2011

Deben ser los gorilas, deben ser

Uno tiene un fetiche con ciertas palabras. Algunas no las puedo ni pronunciar, otras me da especial bronca que las bastardeen. Hay otras ya de tanto que las bastardearon, no me gusta usarlas porque ni se sabe ya qué significan. Si uno dice "caos", dice "crispación" (ojo, no KrisPasión) o "me cago en el puto castellano" se le viene a la mente TN y Clarín. Es inevitable. Hay palabras que, de esa manera, quedan asociadas a TAL interlocutor. O, para ser extremos, un nazi diciendo "Haga patria, mate un judío", probablemente no hable de la misma patria de la que habla el himno argentino. Y también es muy plausible que esta última patria tampoco sea la misma cuyo agravio tanto insomnio le causa a Marcos Aguinis. Sólo por dar algunos ejemplos.

Así, vemos que no es lo mismo un término a lo largo del tiempo, ni tampoco el mismo término en un momento pronunciado por distintas personas. Pero hay uno, hay un término en particular, que siempre me llamó la atención. Claro, como no podía ser de otra manera, tiene que ver con esa obsesión, o como prefiere más prudente José Pablo, esa persistencia de la política argentina. Es la palabra "gorila".

El término "gorila" nace de un programa de radio, "La revista dislocada", en la época del segundo peronismo. El programa era una sátira de la obra de teatro "Mogumbo" (o traducido, "Marabunta"), en la que un científico borracho iba en busca de un cementerio de gorilas en el medio de la selva. Y a cada ruido amenazante, repetía "Deben ser los gorilas, deben ser!".
Inclusive hay versiones que afirman que el término es adoptado por los mismos antiperonistas de la época en 1955, que necesitaban un cifrado para sus comunicaciones golpistas.

Como sea, y saliendo de la anécdota, lo importante es que de un tiempo a esta parte (!!!!!!!!!!!!!) el término fue mutando de significado. O, alternativamente (duplica), otra lectura podría decir que su significado se parió confuso. ¿Qué es un gorila?

Al fin y al cabo, el quid de la cuestión es ese. Qué significa ser gorila. Después de un par de idas y vueltas, Feinmann El Bueno comparte en su libro (gráficamente op. cit.) una definición de "gorila" que no le pertenece, y que él considera la más justa. La propuso Horacio González, actual titular de la Biblioteca Nacional, y es "gorila es el que piensa a partir de un prejuicio". Curiosamente, a mí me pareció también bastante acertada, útil, sintética. (Aclaración: aplicar la definición al caso, por supuesto, es decir: a todo lo tangente al análisis del peronismo. Quien simplemente crea que una rubia por ser rubia es tarada no necesariamente le cabrá el adjetivo. Se entiende?)

¿Y por qué digo curiosamente? Porque, volviendo al principio, "gorila" es de esas palabras que hoy en día me produce mucho odio escuchar en ciertos casos. Si uno recibiera las llaves del DeLorean directamente de las manos del Doc, junto con el carro en perfecto estado y una buena dosis de uranio libio enriquecido; y pudiera así viajar a 1950 y preguntarle a Evita qué era para ella un gorila, me animo a decir que la respuesta probablemente tuviera que ver con alguien que odiara a sus grasitas, a los cabecitas negras. En definitiva, alguien que se opusiera a la justicia social del peronismo, a su política social. A incluir al escalafón más bajo de la sociedad, a los trabajadores, a darles derechos y llegar a repartirles el 50% de la torta (PBI). Acá se ve claro la correspondencia con la definición de H. González: el "aluvión zoológico", la "Casa Tomada", el odio por ser de otra clase y ahora ser considerados. De este prejuicio se habla.

Ahora bien, yo no pretendo precisión semántica en cantitos militantes. Pero para ser sincero, tomando el más actual, "Che gorila, si la tocan a Cristina, qué kilombo se va a armar", ese cantito claramente no se circunscribe a la definición de 1950 de "gorila"; sino, mucho más probablemente, a todo aquel que "toque a Cristina". Para ser claros, el término hoy en día se usa mucho más laxamente para cualquiera que se oponga al gobierno de hoy, al de Cristina Fernández de Kirchner. No se nota mucha correspondencia con la definición de Horacio González, ¿no?

Decía, para ser sincero, siempre me hizo ruido, tanto en la esfera política como en otras, el significado de lo que un grupo de gente está cantando. Pero si de última quedara simplemente en el canto y luego hablando, digamos... "civilizadamente", cada persona pudiera discernir sanamente quién es un gorila de quien no lo es, no sería tanto problema. El asunto es que eso no pasa.
Se escucha a militantes, funcionarios e intelectuales acusar muy ligeramente de gorilas a quien pida de rodillas sincerar el INDEC, al que pida políticas de DDHH integrales sumadas a los ya llevados a cabo juicios a milicos (los cuales están muy bien), al que pida UN POCO menos de cinismo por parte del Estado, al que pida desmantelar las estructuras mafiosas aliadas al gobierno como la sindical, o la de la policía bonaerense, por nombrar sólo dos que se me vienen a al mente, y un largo etcétera ad-hoc.

Para cerrar e ir un poco más allá del horizonte del post, me parece que le vendría muy... MUY bien a la sociedad dejar atrás estos antagonismos estúpidos, que no llevan a nada y sólo aportan confusión a la discusión. No parece estar esto en mente del Gobierno Nacional ni su aparato de legitimación ideológica. Pero, vamos muchachos, let´s face it, peronismo-antiperonismo es una dicotomía que ya le queda grande a nuestra sociedad, una dicotomía que ya no es tal. Ni todos los discursivamente (no sólo partidariamente) opositores de hoy en día son (pro)golpistas como probablemente sí lo era la gran mayoría en 1955, ni el gobierno de hoy en día te empuja TANTO (ojo, dije tanto) a ser opositor como en aquella época.
Se tiene que cerrar la etapa del peronismo en la argentina como tal, borrar del mapa al PJ y formar nuevos partidos. ¿Por qué no un partido kirchnerista, si así lo quisiese la presidenta? (no me vengan con que "estrictamente, va por el FPV").

Ahora sí, concluyendo, creo que lo más sensato e inteligente sería abandonar estas categorías facilistas y acusadoras que no dicen nada, si realmente queremos enriquecer con el debate. Después de todo, no olvidemos lo importante del rol de las palabras y sus significados en torno a "lo político". Muchas gracias y hasta la próxima.